De niño jugar a la guerra con soldaditos de plástico resultaba divertido. De adulto ver como otros lo hacen con soldados de carne y hueso ya no lo es; asusta. Esconderse debajo de la cama es de cobardes, pelear sin entrenamiento no es opción, dejar de ver las noticas denota indiferencia y hacerlo destroza el alma... maldita encrucijada. Si parte de la madurez significa analizar y a veces hasta justificar las guerras, seré un tipo inmaduro por el resto de mis días.
25 de marzo de 2022
Maldita encrucijada
De niño jugar a la guerra con soldaditos de plástico resultaba divertido. De adulto ver como otros lo hacen con soldados de carne y hueso ya no lo es; asusta. Esconderse debajo de la cama es de cobardes, pelear sin entrenamiento no es opción, dejar de ver las noticas denota indiferencia y hacerlo destroza el alma... maldita encrucijada. Si parte de la madurez significa analizar y a veces hasta justificar las guerras, seré un tipo inmaduro por el resto de mis días.
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Me encantaba jugar con los soldaditos y cada vez estoy más convencido de que los soldados no son más que carnaza en manos de poderosos intereses. Por lo qué, debo ser otro inmaduro en la encrucijada.
ResponderEliminarUn saludo, Miguel.
De acuerdo contigo Ängel. Hace ya mucho tiempo que la guerra tiene más tintes económicos que otra cosa.
EliminarSaludos.
Ver las noticias es un dolor y asimilar este crimen un acto que cualquier cuerdo no es capaz de realizar. Estoy contigo, Miguel.
ResponderEliminarMil besitos y feliz finde.
Duele y mucho. Un placer entonces tenerte en este grupo de inmaduros Auro.
EliminarBesos de regreso y feliz inicio de semana.
Bendita inmadurez.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Y que lo digas Macondo! Nunca mejor ser inmaduro.
EliminarFuerte abrazo.
Ser inmaduro tiene su ventajas.
ResponderEliminarSaludos.
Y esta es una de ellas, afortunadamente. El entendimiento la guerra no es ni remotamente una de las cosas que me gustaría desarrollar.
EliminarUn abrazo.
Y qué verdad. No hace falta ser un soldado para ser un hombre. La guerra no hay quien las justifique.
ResponderEliminarUn abrazo
Poderosa reflexión y además llena de verdad... "No hace falta ser un soldado para ser un hombre". Me quedo con ella.
EliminarUn beso Albada.
Acabo de ver a un par de ancianas de la ciudad arrasada de Mariúpol.
ResponderEliminarEn la televisión claro.
Yo desayunando y ellas aterrorizadas.
Y me siento inútil.
Totalmente inútil.
¿Verdad que te jode todo el día?
EliminarNo sé si a los demás les pase igual pero son imágenes que se quedan conmigo durante todo el día y algo más. Entiendo perfecto tu impotencia.
Un abrazo Xavi.
Hola Miguel, yo tambien jugaba con mi hermano a los soldaditos desde la inocencia nos gustaba ganar nuestra pequeña e inocente guerra. Pero debe ser dificil estar en el lugar de esos soldados que tienen que terminar con vidas inocentes, para saciar la sed de poder de sus oscuros "jefes". Mucha tristeza provocan todas las guerras, y esta que es muy televisiva y cubierta por las redes sociales. Hay que ver, para analizar la realidad y repudiar estos personajes que seguro seran juzgados tarde o temprano.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Desafortunadamente a las nuevas generaciones las guerras les parecen más juegos de Xbox que barbaries y por ello les cuesta tanto tener algún tipo de empatía. Y todo, como lo mencionas, con el único fin de saciar la sed de gente enferma.
EliminarUn beso querida Gra.
No creo que eso sea parte de la madurez. De hecho, creo que los que nos llevan a las guerras son precisamente adultos que se quedaron estancados en esa infancia que mencionas de soldaditos de plástico. Lo triste es que no parecen darse cuenta de que ya no son de plástico...
ResponderEliminarLo más triste es que en el caso de la guerra ni la forma ni el fondo no tienen valor alguno, simplemente no hay nada, absolutamente nada que la pueda justificar.
EliminarUn saludo.
Y es que ninguna, absolutamente ninguna, tiene verdadera justificación.
ResponderEliminarPor más que alguien se empeñe en decir lo contrario, tienes toda la razón.
EliminarAbrazo Alexander.